domingo, 14 de marzo de 2010

LECTURA Y CREATIVIDAD PARA PREVENIR LA VIOLENCIA-POR MANLIO ARGUETA

Hace nueve meses publiqué un trabajo titulado, Cultura, Bellas Artes y Violencia, junio de 2009. Quiero reiterarlo en estos momentos que la violencia se torna en espiral voraz y se convierte en la mayor exigencia ciudadana ante otras necesidades sociales y económicas.

En ese artículo hice referencia a un Convenio entre el gobierno de Japón y El Salvador, donde el primero otorgó al segundo país un poco más de 200 mil dólares para prevenir la violencia juvenil, y establecer formas alternativas para prevenir: “la educación, la cultura y el desarrollo de las capacidades juveniles”. (Hago caso omiso si se gastó o no se gastó en ese rubro. O si se malgastó).

Ahora en el 2010, cuando el tema de la violencia se vuelve lo más prioritario a resolver, destaco algunas ideas propuestas de la UNESCO, que establece que los objetivos (de la prevención) se logran movilizando las voluntades políticas y coordinando esfuerzos “de todas las partes interesadas en la educación, los copartícipes en el desarrollo, los gobiernos, la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales”. El subrayado es mío)

“Puesto que las guerras (la violencia) nacen en la mente de los hombres, es la mente de los hombres donde deben erigirse las baluartes de la Paz (y la convivencia). Dice el Acta de Constitución de UNESCO. La frase permite reflexionar sobre las realidades violentas, el deber no solo de combatirla sino de prevenirla, salirle adelante antes que se vuelva caótica. Emplear cabeza imaginativa, más que manos de boxeador, para prevenir con medios inéditos vinculados a lo educativo, artístico y cultural. La población meta deben ser la niñez y la adolescencia localizada en los Centros Escolares. Por otro lado, las leyes duras y super duras solo existieron en el papel y en acciones mediáticas o como promociones partidistas.

Aunque no parezca claro dentro de una filosofía pragmática, se puede prevenir con sensibilidad estimulando emociones y sentimientos: el teatro, la danza y la creación literaria, las artes plásticas, la música y las artes industriales. A estas se agrega la importancia de la lectura y el ejercicio de la escritura literaria.

Se lee para enriquecer el intelecto del individuo, y se escribe para proponer y compartir esa riqueza social. La lectura tiene efectos de disfrute personal. Con la escritura se sociabiliza el conocimiento. Con ambas se estimula la imaginación y se cultivar la inventiva sin lo cual no hay desarrollo.

Leer y escribir y despiertan el imaginario (la creatividad) para formar futuros liderazgos, fortalecer la autoestima social y permite la inclusión de los sectores con pocas oportunidades de ser incluidos dentro de la sociedad. Hay recursos sencillos que pueden emplearse sobre la marcha: la lectura en voz alta de parte de maestros y maestras que crea bases sólidas para formar conductas propositivas y participativas. Leer y educarse nos hace pescadores para no solo esperar que se nos repartan los peces.

Veamos lo que se dice sobre el libro y la lectura: “El periodismo ha muerto desde que existe Internet… Eso es claro, pero no sucede igual con la literatura. El libro sigue siendo más poderoso e inclusivo… El libro no tiene competencia”, (María Pía López, Lectura y Tecnología, Argentina, 2007, pag. 52).

“La lectura es la práctica en cuyo destino se dilucida la suerte de la relación entre tecnología y cultura… el problema es humano, no tecnológico”. La historia de la humanidad es la historia de la lectura, “es decir la historia de la literatura, lo que verdaderamente necesitamos, como sociedad, es lectura. Libros también, pero sobre todo lectura”. (Alejandro Kaufman, Lectura y Tecnología, Argentina 2007, págs. 81). Y termina diciendo: “con libros o sin libros, pero leer… porque en todo caso la tecnología digital depende de la lectura sobre todo”, (pág. 82).

Los aportes abstractos, el poder de la lectura, son difíciles de percibir. Existe lo que se mira y se detecta por los sentidos: la represión, las cárceles (un político salvadoreño propuso que se debe aprobar créditos para construir más cárceles); y se goza las condenas como venganza social y no como reinserción social. Y todo porque es difícil detectar las realidades invisibles (los valores), que requiere más sensibilidad y corazón para aceptarlos: educar, invertir por la transformación del individuo y su inclusión social. El pragmatismo sensorial no solo ignora la prevención sino que la rechaza, o se burla en el peor caso porque no puede detectar el deterioro, la regresividad, desesperanza, el derrumbe suicida. .

Por otro lado, las estadísticas no registran el dolor ni los traumas producidos por una sociedad donde ha imperado la delincuencia abajo y dominado la corrupción desde arriba. Lo que no se no existe. Un joven muere ante las cámaras de un periódico (11 de marzo/2010, El Salvador) y se arma Troya, cuando son cientos de jóvenes que mueren en circunstancias terribles pero que no tuvieron un periodista casual para tomar la imagen y advertir la emergencia de resolver el problema.

Según informe del Consejo Nacional de Seguridad Pública de El Salvador, 2008, América Central tiene la mayor índice de homicidios, con una tasa promedio de 36.6 por cada 100 mil habitantes, mientras que en Latinoamérica y Sudamérica la tasa de homicidios es de 24.8; y los costos económicos según el mismo informe del CNSP en Centroamérica alcanzaron un monto aproximado de $6,506 millones, equivalente a 7.7% del Producto Interno Bruto (PIB) de la región.

“En valores absolutos, los costos son mayores para Guatemala ($2,291 millones) y El Salvador ($1,010 millones) y menores para Costa Rica ($791 millones) y Nicaragua ($529 millones)”.

Pero los mayores índices de violencia los tiene El Salvador con un tasa de 67.8 crímenes, le sigue Guatemala con 45.2 y Honduras con 42.9; luego aparece Belice con 33; Nicaragua 12.5, Panamá 11.3 y finalmente Costa Rica con 7.7, por cada cien mil habitantes. (Consejo Nacional de Seguridad Pública, CNSP. La Prensa Gráfica 28/07/08).

Aunque según índices del 2008, Costa Rica, con su excepcional desarrollo social, ya casi supera en criminalidad a la empobrecida Nicaragua. Significa que hay elementos de exclusión (desempleo, baja autoestima, falta de oportunidades) que inciden en la violencia. No solo la pobreza extrema.

De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la criminalidad no se puede contrarrestar por vías convencionales. Ni se le debe dejar todo al Estado con sus cuerpos de seguridad y sus leyes. Hay que hacer partícipes a las organizaciones civiles para la prevención. Prevenir es un deber de la sociedad.

América Central. Trabajo actualizado el 12 de marzo 2010.

http://manlioargueta.com/?p=1158

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