lunes, 10 de mayo de 2010

O LOS POLITICOS SON DIOSES O EL PUEBLO ES UNA BESTIA-POR MARVIN AGUILAR

La frase que titula este texto desafortunadamente no es de mi invención. Es de Marcus Iunius Brutus Caepio. Es la forma en que quizás se expresan las frustraciones de que un futuro mejor a corto o aún más grave, a largo plazo en una sociedad son inalcanzables.

Seamos realistas: las pandillas llegaron para quedarse; la nueva ideología del pueblo es el dinero; no existe capacidad de solucionar los conflictos que van desde el volumen alto en los autobuses, hasta la polarización política; la pobreza espiritual es la madre de la mediocridad salvadoreña; la mentalidad de que: si no estoy “yo” no sirve, está arraigada en los pequeñísimos cerebros de nosotros los salvadoreños, finalmente la envidia como método para ascender se ha tornado dogma de fe entre la población entregada al cosismo y, que desesperada esta por terminarse los recursos naturales ignorando la inteligencia emocional, ecológica y social.

Los de abajo quieren, los de arriba no pueden

Yo justifico a los políticos, ellos se ven imposibilitados a decir la verdad porque eso significaría perder las elecciones, y claro el objetivo natural de un partido político es conquistar el poder y luego mantenerlo. Hacer algo que perjudique esta lógica es para ser anatemizado dentro de las logias políticas. ¿Desea escuchar mis verdades? Antes que nada: para aprender hay que estar dispuesto a cambiar de opinión, sino deje un insulto en los comentarios y busque otro artículo.

Somos un estado débil. ¿Por qué sostengo esto? Nuestro primer gobierno de izquierda se ha diluido desde ser uno del cambio, pasando a otro de unidad nacional, y finalizando según sus hechos en uno de movimiento. Quiero decir que: le ha llevado meses hacer un plan de gobierno; por eso hacer funcionar el aparato estatal le es difícil.

Somos débiles porque aún poseemos una fractura social blandengue. Si bien es cierto esto es herencia de una aplicación de políticas económicas decimonónicas tiznadas de una moral medieval en un pueblo tropical desde la derecha; el aumento del desempleo, la ausencia en la generación de este, en el presente gobierno no ayudara a dejar un mejor país del que se encontró en el 2009.

Que bueno es que un presidente goce de un amplio apoyo y simpatía popular, pero considero que esa arma política no debería estar enfocada solo para cuando haya que marcharse y, dejar un buen recuerdo, ese caudal político debe servir para construir el consenso nacional. En El Salvador se están perdiendo las posibilidades que pueden darnos estabilidad política.

Vivimos con la esperanza de que nos aprueben el TPS; otros que es mejor el ALBA; que mejor que la prevención y planificación frente a nuestros desastres naturales es la caridad internacional. Y por eso igualmente somos débiles: la comunidad internacional puede entrometerse a voluntad.

En conclusión: no podemos defendernos de nada; la paz interna depende ya no de la PNC, sino del ejército nacional; así como los grandes proyectos de este gobierno dependen en gran medida de la ayuda externa. Sea FMI, BM, OMC, o ALBA.

Nuestro gobierno poco a poco nos está instalando la idea en nuestras mentes que: carece de capacidad o de voluntad, o ambas. Ni siquiera se nos informa que está pasando con nuestra integridad nacional, que siendo violada por el narcotráfico se descuida por que la Fuerza Armada está ocupada siguiendo “giovani violenti”. Las conductas salvadoreñas dan para personajes literarios; las conductas enfermas se han convertido en las protagonistas de nuestra vida nacional.

De la zona del confort de Funes a la zona del pánico del FMLN

El FMLN destruyendo el bromance con Mauricio Funes pretende hacernos creer que los que marcaron su bandera roja en marzo de 2009, en realidad no lo hicieron. Por ética, la acartonada dirigencia del Frente debería de reconocer que reemplazar gobiernos es algo que es más fácil decirlo que hacerlo, y en nuestro caso no hay una alternativa clara de cómo va a convertir la izquierda este estado débil en uno de derecho solido. Para el Frente su Adonis se les convirtió en anémona; a pesar de ese traspié no desean dejar de ser preferibles para la población, su actitud delata un mensaje: Funes es de la derecha; la derecha aún gobierna; luego, el socialismo es la última salida: Nosotros tenemos la medicina.

Jesús no va a venir hasta que no comprendamos que: la perfección es perderse, perderse es amar.

Preparémonos, todos vamos a morir. Aunque siendo coherente con mis ideas personales, morirme no me asusta; que suceda por una estupidez es el problema. Siempre he buscado construirme una noción humanista sobre el destino: no hay que temer a Dios, a la muerte, se puede soportar el dolor, alcanzar la felicidad es posible. Lo reconozco en El Salvador Epicuro entraría en crisis de ideas.

¿Debería de sorprendernos que los tres días que se suponía que Dios se iba a tomar El Salvador, hubo una disparada de la ola delincuencial que incluso cobró la vida de un pastor religioso?

Las preguntas que me hago haciendo un acto ejercido desde mi existencialismo son acerca de: subjetividad, finitud, contingencia, autenticidad, libertad necesaria, enajenación, situación, decisión, elección, compromiso, de cómo adelantarse a uno mismo, soledad, compañía, estar en el mundo, próximo a la muerte, hacerse a uno mismo.

Luego después de esta larga lista comprendo la realidad y puedo cuestionar: ¿si Dios quiere suprimir el mal y no puede hacerlo, es impotente, si puede y no quiere, es malvado? ¿Si no quiere ni puede, es a la vez malvado e impotente? Si quiere y puede ¿Cómo explicamos el mal en este mundo?

Concluyo: si hay un objetivo para la existencia del ser humano lo tenemos que buscar nosotros mismos, no existe un agente externo que nos lo vaya a determinar. Un terreno común propondría: está bien, Dios creó el mundo, pero es el hombre el que ha creado todas estas circunstancias, es este mismo hombre él puede cambiarlas.

Cuando los líderes religiosos comprendan esto, Dios los habrá bendecido con sabiduría. Como corolario:

Estas cosas pasaron; también pasaran estas.

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