jueves, 28 de mayo de 2009

FESTIVAL DE CINE DOCUMENTAL EN EL SALVADOR


El Cine como Bandera Nacional de El Salvador
Marvin Aguilar, culturologo.

Existe consenso que en cine hoy solo hay buenas noticias. Los cineastas han superado incluso con un “compromiso histórico” las “eternas” tensiones entre lo comercial y el arte. El éxito comercial de una película ya no esta considerado “sospechoso”. Y el cine ambicioso fuera de la corriente dominante se ha liberado de la imagen elitista del cine arte. Los multicines y los cineclubes van hoy de la mano. Las historias que cuenta el cine contemporáneo son tan variadas como las personalidades de quienes lo hacen. Existe la perspectiva del cine de autor, como la muestra Win Wenders en su mas reciente película, “Palermo Shooting”, y al mismo tiempo un cine globalizado, que supera la categorías de lo nacional, representado por la estrella de la generación actual, Fatih Akin, un hamburgués con raíces turcas. Así escribía Peter Hintereder, sobre el cine alemán el año pasado, en la revista Deutschland.
Yo, he comenzado desde la cátedra de análisis cinematográfico, con diez y seis alumnos de la carrera de comunicaciones, en el oriente de El Salvador, un cine club y la producción de seis documentales sobre temas locales que a la vez suceden en varias partes del mundo, VIH, Prostitución, Los Niños en la Calle, El Cementerio, La Vida en los Parques, La Policía Nocturna. Un trabajo que pasa primero por liberar a los alumnos de una serie de comprensiones sobre el mundo, presiones culturales de provincia, prejuicios religiosos y por ende morales, así como una cosmovisión limitada. No menos importante es que de seguro yo, para ellos soy un revoltoso ateo, libertino, amoral, incitador de ideas contra el decoro y las normas correctas de los usos, al que solo le hacen caso, por ser este documental su examen final de la materia que imparto. Así estamos haciendo cine, y por ende muy aleccionador para todos. Es como yo, le llamo: “La Experimentación del Instinto” a esta producción de seis documentales que se convertirá en el Primer Festival de Cine Documental de San Miguel, en junio y julio de 2009. Hemos ya pautado en un canal local “Tropivisión” tres días de cine foro para que en su franja sobre la comunidad se pasen para ser vistos por los migueleños. El esfuerzo no solo se queda en la provincia, esperamos exhibirlos en el Centro Español y el Café La T, en San Salvador.
¿Por qué lo hacemos? Pues por que alguien tiene que hacer arte social en esta polvorienta ciudad. Pienso que es la única forma de hacer vivir a los migueleños la experiencia que he hecho pasar a estos diez y seis alumnos. Que mis paisanos entiendan los significados de los temas antes apuntados, que estos se suceden delante de sus ojos, despertarles la sensibilidad que de posible las altas temperaturas pudieron haber quemado. Me sentiría satisfecho de haber logrado que las evidencias que los alumnos han visto al compartirlas con los espectadores sea este un cambio colectivo en cuanto a temas tabúes. Busco la irrealizable tarea de destruir la doble moral, a través de la educación comunicativa.
Por motivos de mis estudios el verano del 2004 asistí al festival Latinoamericano de cine en Los Ángeles, tuve la oportunidad de conversar con un variado grupo de hispanos relacionados con la actividad Hollywoodense : Julieta Ortiz, mexicana que realizo el papel de una inmigrante indocumentada salvadoreña que llega a Nueva York a trabajar como domestica; un salvadoreño que lleva años establecido trabajando en el área de cine internacional de Hollywood; y otro compatriota ubicado en una red independiente de distribución de películas interesado por ahora en cine latino. En la actualidad son un aproximado de 45 millones de latinos en USA, y para el año 2050 serán 102 millones, de esta manera el mercado latino solo promete crecer y durante el tiempo que viví en Europa noté que: “lo latino” esta de moda; de allí que para comenzar a filmar en El Salvador es buen momento. Hay futuro.
En principio es bueno, pero la forma, modo y sentido de hacer cine pasa primero por una ley de cinematografía que faculte fundar una Comisión Nacional de Cine, que a su vez se integre con personas que comprendan cuales son las tendencias en la actualidad, y estas por ahora debido a que ya nada o casi nada es posible sea nuevo en el cine son violentas, básicamente son: irreverentes, de alto contraste y alternativas, y si queremos entrar al mercado internacional –que será al fin y al cabo el que determinara si nuestro cine tiene calidad y éxito- ; deberá de ser en este tono, a menos claro que los productores y cineastas salvadoreños estén preparados para ofrecer una vanguardia cinematográfica diferente a las ya estancadas o a las tendencias post-modernistas.
El tropiezo del cine en El Salvador, lo descubrí al tratar de hacer cine en San Miguel. Hay que reconocer sin embargo que esto es históricamente con lo que el cine ha tenido que enfrentarse de forma sistemática ya sea activa y pasivamente: la censura. Enfrentarla ha permitido llegar al grado de desarrollo y libertad que posee actualmente el cine. Así que a la par de una ley y una Comisión Nacional de Cine, se impone como segundo objetivo un replanteamiento de la Dirección de Espectáculos Públicos, en el sentido de ser una entidad con una ley que evite los vacíos y arbitrariedades, de igual adscribirla a CONCULTURA, para ser una dirección integrada por Sociólogos, Abogados, Psicólogos, Artistas, Filósofos; que podrán argumentar, discernir y explicar de forma plural y sistemática las pautas culturales vigentes que la era de la información encabezada por USA y a la cual nos han montado por hoy nos mueven. El problema con Espectáculos Públicos es que no termina de encontrar la coherencia; se nos dice libertad económica, pero se nos restringe la vista, es decir: debemos de comprender que no se puede enviar tropas a Iraq a defender la democracia y pensar en prohibir espectáculos en el país. De no corregirse esta practica el cine nacional tarde o temprano se vera afectado por esta falta de coherencia con el consecuente desanimo en su desarrollo. Una censura que comprenda que: las reglas del arte son la estética y no la moral y mucho menos la religión ayuda a la formación de un pueblo. Solo así se revertirá la idea de que se ha desarrollado el no desarrollarse.
Un tercer elemento a considerar es: que de los modelos de administración cultural (excepción y auto financiación) vigente hasta nuestros días en la esfera cultural internacional, y tras un análisis basado en las condiciones culturales y políticas en el país el que se impone es el de excepción en una idea desarrollista por parte del estado. Así que las grandes líneas que intervienen en el cine como son: la formación de Directores, Actores y Técnicos, Producción, Temas, Escenarios, Géneros y donde y como distribuir, emanan de la Política Cultural del Estado y el cine necesita una Política Cultural Nacional así como una Política Cultural Internacional, el cine gravita en estas dos esferas del quehacer de CONCULTURA. En lo nacional debemos de entenderlo como el epicentro cinematográfico, para lo que deberá contar con todas las facilidades posibles. Esto es: desde un protagonismo –repito- promover la creación de una cátedra universitaria de Directores, Actores y Técnicos que dará una categoría de profesión liberal a las personas que se especialicen en esta área. Por supuesto se comienza con lo que se tiene, como nosotros en San Miguel. Pero se prepara para el futuro. La producción, por ahora debería ser subsidiaria, así como apoyada en convenios de cooperación con la televisión privada, agencias de publicidad y municipalidades y organismos internacionales. Planteo una especie como mínimo de nuestro Canadian Film Board para comenzar.
La catarsis nacional, nos la dará el cine. Avanzar –quiero decir- en la comprensión de que significa apertura, transparencia, tolerancia, inclusión social, solidaridad y todos esos valores que promueve el MINED en el sistema educativo del país. Uno de nuestros problemas básicos al rodar en San Miguel he notado, es que queremos ignorar, y cuando esto sucede consciente o inconscientemente se pretende huir, y la necesidad de evasión es miedo, falta de valor, es miedo a ser descubierto, de quedarse solo, de adquirir conciencia, de no podernos mentir a nosotros mismos, de vernos obligados a saber y pensar, de sentirnos responsables, de no poder fingir mas. Y el cine ofrece esta forma masiva de explicar y entender nuestra realidad y destruir la doble moral que tanto daño nos causa. A mi juicio solo desde esta perspectiva podremos hablar de un cine salvadoreño en el mercado cinematográfico internacional. Hacer cine en San Miguel, en El Salvador, es ya una cuestión de salud mental.


Un cuarto elemento a destacar se puede encerrar en la pregunta: ¿Qué perseguimos cuando hacemos cine? lo primero es el nacer de una nueva bandera nacional. La actual revolución tecnológica manda apresuradamente el nacimiento de la imagen de El Salvador en el exterior, y en cine esto es: un “astro”, nuestros: Dolores del Rio, Rodolfo Valentino, Gaél García Bernal, Carmen Miranda, María Félix, Penélope Cruz o nuestros hacedores grandes como un: Luis Buñuel o Pedro Almodóvar. Este rostro cultural al que nos referimos esta fuertemente relacionado con un beneficio turístico, pues es bien sabido en Europa que promocionar un país sin vender antes cultura es difícil y que solo tras el arte van el turismo y los productos salvadoreños es la formula por un lado de contrarrestar la idea de violencia, pandillas, terremotos y pobreza que se tiene de El Salvador en el exterior e incluso de sacarle partido, ya que estos también son realidades en L.A., NYC, Londres, Madrid, Génova, Rio de Janeiro. Por otro la oportunidad de los medios de comunicación de incidir en la formación de la otra cara salvadoreña y proyectarla.

Decir: vamos hacer cine, es bueno en principio, la actual gestión de CONCULTURA, perdió a pesar de haberlo prometido hace cinco años, la excelente oportunidad de sus manos. La oportunidad de haber comenzado a bordar la nueva bandera nacional a través de un cine innovador, por la sencilla razón de ser salvadoreño, desconocido o exótico, además de respetuoso de la pluralidad, exigente en cuanto a la calidad, lúdico, multidisciplinar, no sesgado y no parcial.

He estudiado y visto en Rusia, Alemania y España sus comienzos y actualidades, tal como lo transcribía al principio de este artículo ese lejano feliz del cine alemán hoy. Es posible realizarlo en el país. Material hay. Créanlo o no, El Salvador supera a la ficción.

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