Como decíamos ayer: había un grupo de ciegos de nacimiento que deseaba saber como era un elefante, uno le toco la cabeza y dijo que era como una tinaja; otro la trompa y dijo que el elefante era como una serpiente; otro los colmillos y dijo que era como rejas de arado; otro el lomo y dijo que era como un granero; otro la pata y dijo que era como un pilar. Análogo era el error al que la secretaria de cultura estaba llevando a la Secretaría de Cultura de la presidencia: Pretendía saber que es el universo.
En una reunión que sostuvimos recién llegada ella al cargo me manifestó su deseo de crear la ciudad de las artes, fundar un centro de estudios que acreditara las licenciaturas en diversas ramas artísticas. Yo, le recordé que eso no era posible, ya que la Corte Suprema de Justicia había cerrado anteriormente la Universidad Militar al ministerio de la defensa nacional, debido a que se consideraba que el único centro de estudios superiores del estado era consecuente con nuestra Constitución la Universidad de El Salvador.
Le propuse ingenuamente que, siendo este el primer gobierno de izquierda uniera esfuerzos con la Universidad Nacional y se organizara desde allí la facultad de cultura y artes, le ofrecí mis buenos oficios para gestionar con la fracción de ARENA en la asamblea legislativa el refuerzo presupuestario para la UES, -ya que el obstáculo principal para la facultad de artes, es falta de dinero- ; esto lo oferte por que participe en la redacción de la propuesta cultural de ARENA para la campaña presidencial de 2009, y soy de profesión culturólogo, y escribí mi tesis sobre eso precisamente, le hice llegar una copia del referido documento de grado. Quise convertir el elemento negativo del mito en una ayuda positiva a la nueva gestión. Pero para ellos yo era un alma de un muerto malvado.
Fui despedido el 23 de diciembre de 2009 por la ahora ex secretaria de cultura. ¿Mis culpas? Haber participado en la elaboración del proyecto cultural de ARENA. ¿Mi plaza? Técnico I; ¿Mi jefe? El coordinador de la mesa de cultura del FMLN, Roberto Quezada, quien fue a la vez el encargado de elaborar la lista de los despidos en la Secretaría de Cultura.
¿Me sorprende el despido? No, lo esperaba. ¿Por qué no renuncie antes entonces? Por el compromiso de retorno al centro de labores en ocasión de la beca que recibí por parte de los gobiernos salvadoreños y ruso para estudiar culturología y que estoy obligado a devolver al estado trabajando en la esfera cultural nacional. Ellos ignoraron cualquier convenio, ley, opinión de Corte de Cuentas o mínimas garantías laborales. De que mi despido fue por motivos políticos son conscientes todos los empelados de la Secretaría y el sindicato de la institución, al igual que la claridad del doble discurso que el equipo Cuenca llevo a la administración cultural: Hago lo que no digo, digo lo que no hago.
Jorge Luis Borges decía que: a medida que transcurre el tiempo las personas estamos obligados a cargar las crecientes cargas de la memoria. Me entristece la noche de los cuchillos largos de la doctora Breni Cuenca, es algo así como que: cuando murió, la fecha de su cumpleaños fue el aniversario de su muerte. Conozco a muchos artistas que apoyaron su candidatura en aquella fallida consulta organizada por el gobierno y, se lo esperanzados que estaban con su posible gestión. Profesionalmente lanzó una roca lo mas lejos que pudo y le retorno a su mano, esto porque precisamente fue ella quien acuso de falta de alto rendimiento profesional a sus destituidos y paradójicamente –al parecer- no pudo cumplir administrativamente con una orden presidencial relacionada con la aplicación del escalafón para los empleados de la institución a su cargo. Desilusiona por que creo que el futuro es femenino, y su paso por la institución será recordado únicamente por el despido contra gentes contrarias a su ideología política, -algo que ninguna de las antiguas presidencias de CONCULTURA por muy criticadas que fueron, cometieron-.
Algunos funcionarios se trastocan con la realidad del universo. De las cosas quiero decir, es así: Chuan Tzu soñó que era una mariposa y no sabia, al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser hombre.
Hay dentro de las formas y maneras de trabajar la cultura y las artes nacionales una idea de preservar el ser. El pueblo quiere ser pueblo; la elite, elite; el tonto, tonto… y con eso deberá de enfrentarse quien dirija la Secretaría de Cultura. Hay aspiraciones vitales que el sector demanda, es necesario comenzar a darles solución; desde las artes se puede lograr la construcción del consenso nacional que tanto necesita nuestra sociedad, son los intelectuales y los artistas los que están obligados a dar este paso, dar el ejemplo sin importar la ideología de las personas.
A las artes no la quema ningún fuego, por que ellas jamás iniciaron alguno. En relación con esto entonces los presentes funcionarios deben de comprender que del discurso se ama la verdad, no las palabras. La cultura y artes nacionales no necesitan para comenzar de grandes proyectos, necesita antes que todo, dirigentes de alma grande, por que debido a esa ausencia se han dejado de hacer las cosas más grandes… y nuestro pueblo se ha perdido en la violencia.
Hay encuentros inevitables, como el de la victima y su asesino. Y todo buen señor debe saber amar su muerte.
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