Los reportajes sobre la reunión realizada el miércoles 10 de junio en el hotel Hilton-Princess varían radicalmente. Unos medios comentan con sobriedad sobre participantes y resultados, mientras otros enfatizan la revuelta que casi acaba con la sesión; y otro más, prefirió hacer mofa en un video que acompañó la nota periodística.
Como moderadora del evento y ante las múltiples versiones que circulan en los medios, en blogs y en la “radio bemba”, siento la necesidad de exponer mi versión de los sucesos, no desde las mullidas sillas del hotel de lujo que una escritora entrevistada calificó como “corral”, sino desde el podio de quien asumió la responsabilidad de tomar el timón de una embarcación en zozobra.
La convocatoria invitó a las 8:00am y se postergó hora y media durante la cual la temperatura de los asistentes aumentó notablemente. El disgusto se transformó en protesta cuando los moderadores –Jorge Dalton, Romeo Galdámez y mi persona– ocupamos nuestros lugares. El ser empleados de CONCULTURA, nos descalificaba según el prejuicio de algunos; mientras, otros demandaron la presencia del FMLN en la mesa, olvidando tanto unos como otros, que en todo caso, estado es tanto la Presidencia de la República, como la dependencia cultural; y que como lo aclaró el Secretario Rivas, el estado y el partido deben ocupar sus respectivos y separados lugares en las funciones de gobernar este país o estaremos condenados a perpetuar un modelo que debe ser superado. El retiro del Secretario después de inaugurar el evento propició otra ronda de críticas que le exigían permanecer en el recinto en su calidad de representante de la Presidencia.
Poco después que se expuso la metodología a utilizar, un conocido actor anunció en el micrófono su retiro del salón en desacuerdo con esta. Si bien coincido en que el método merecía ser mejorado, dudo que sus deficiencias justificasen los altos decibeles de abucheos y gritos o el retiro de aquel y de otros. Lo que ciertos medios califican como metodología improvisada de los organizadores, no fue más que la adaptación de lo planificado en virtud de los vientos huracanados que amenazaban con cambiar el rumbo de nuestra agenda.
Aparte de los y las asistentes que no aceptaron la metodología expuesta, hacían bloque quienes no querían elegir candidatos porque aspiraban a hablar de políticas culturales y temas afines. Claro que la invitación al evento decía que el objetivo era elegir candidatos a la Presidencia de CONCULTURA. Por esto, el grito que lanzó desde las últimas filas una joven actriz exigiendo esos tópicos, me motivó a aclarar que para tales fines, se abrieron mesas ciudadanas que recogieron la opinión de artistas, intelectuales y otros trabajadores de la cultura y que como resultado de esos foros, se elaboraron documentos valiosos como propuesta al nuevo gobierno para el “cambio cultural” del país.
Ante mi pregunta de quienes deseaban hacer propuestas y quienes no, ambos grupos aludidos levantaron la mano y se percibió una mayoría de sensatez. Anuncié entonces que se realizaría la consulta de propuestas y que daría inicio la votación. Después del estridente ¡no! que espetaron los renuentes a la votación y de su salida del salón, los ánimos recuperaron poco a poco la temperatura habitual. El proceso de votación fue contrapunteado con la alocución de representantes de varios gremios, del foro de intelectuales, artistas independientes y otros miembros de la comunidad cultural salvadoreña quienes expusieron demandas y dieron referencias de sus candidatos ocupando los canales de comunicación establecidos por la mesa.
Desde sus sillas, cada quien escribió su propuesta de candidato en un papel con el sello de la Secretaría de Comunicaciones estampando su firma como comprobante. Se solicitaron voluntarios para el conteo de votos y se receptaron poco menos de 300 papeletas en dos buzones. El objetivo que planteó el Presidente Mauricio Funes para esta asamblea, se cumplió. 36 candidatos fueron propuestos por quienes decidieron hacer valer su opinión. Al final de la jornada, el Secretario de Comunicaciones se reincorporó y recibió de manos del equipo de voluntarios, el acta que registró los resultados de la votación y los documentos referenciales de varios candidatos. Rivas aprovechó el momento para relatar que el Presidente Funes acababa de anunciar oficialmente su decisión de convertir CONCULTURA en Secretaría de Cultura y dio la palabra a quien tuvo a bien realizarle preguntas y planteamientos.
Este recuento de hechos se hace necesario en tanto el énfasis del desorden que han hecho medios, impide a la ciudadanía conocer de manera objetiva el desarrollo del evento y la trascendencia del mismo. El circo que se plasma en el video de un prestigioso periódico digital, es más que todo, producto de un desafortunado uso de la pista musical. Porque hasta los circos tienen varias pistas y en esa asamblea el sector que estoicamente permaneció en sus asientos esperando que los rayos y centellas cesaran, para ejercer su voto, no merece ser unificado aunque sólo sea musicalmente, con aquellos que lucieron la irreverencia y el desatino como virtud; tampoco así, los organizadores y moderadores. Hay que destacar que las voces discordantes se levantaron desde el sector de las artes con un total irrespeto hacia otros círculos culturales ahí representados como el de las ciencias (antropólogos, historiadores, paleontólogos), pueblos originarios y promotores culturales, entre otros. La carencia de academia es notable no sólo por motivos educativos, también es importante aprender a domeñar los egos y dejarlos en el escenario o el lienzo, porque en un ejercicio de concertación como este, son perjudiciales.
Cada quien hace su lectura de este primer intento de convocar candidaturas para el liderazgo de la futura Secretaría de Cultura. Mi opinión es que cualquier análisis debe partir de la polarización del país, que tampoco es ajena al sector cultural. Considero que en esta ocasión el enfrentamiento fue multisectorial y polivalente: a) grupos externos a CONCULTURA contra empleados de la estatal; b) artistas frente al nuevo gobierno por el aplazamiento del tema cultural; c) sujetos indignados por lo que consideraban un “tamal” que ya tenía candidato definido; d) y otros que llegaron dispuestos a boicotear la consulta. Entre los últimos, un joven recreó la conocida frase “no prostituyan al arte” (y algo más que prefiero omitir) pintada en una camiseta que intentó colgar del podio.
Definitivamente, hay mucha tela que cortar en el papel que jugaron los organizadores y la asistencia a este evento, pero la importancia de esta primera consulta es incuestionable en la construcción de procesos democráticos tanto en el sector cultura, como en el país. Creo sin embargo, que hay mucho más que hacer que complacer agendas de artistas egocéntricos. Habrá que reflexionar sobre el papel de una Secretaría de Cultura en un país que no se montó al carro de la dimensión cultural del desarrollo porque en 1982 (MONDIACULT México) estaba desangrado en una cruenta guerra; una de las once naciones que aún no ratifica la carta de derechos de los pueblos indígenas; un país que tiene casi doscientas casas de la cultura pero asiste impávido a la desaparición de su patrimonio inmaterial, al abandono de sus sitios arqueológicos, al analfabetismo cultural de su población.
Sí. Urge orientar la cultura del cambio, la que tiene que ver con actitudes y expresiones, con valores y principios. Y eso es terreno de trabajo común para la educación y la cultura. Así es que…¡primera llamada! los que tenemos que cambiar somos nosotros.
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